martes, 11 de agosto de 2015

HAPPY SONGKRAN!



Por fin llegamos al norte de Tailandia!

Al final optamos por coger un vuelo desde Surat thani a Chiang mai y ahorrarnos las 24h de autobús pestilente para poder aprovechar más el tiempo y sobretodo para llegar a tiempo al Songkran, la fiesta más importante de Tailandia y donde además la viven especialmente a full. Durante 3 días toooodo el país sale a la calle a celebrar el año nuevo, y con el calor que pega aquí la mejor manera de celebrarlo es estando a remojo! Y tan a remojo!

Llegamos justo el primer día de celebraciones por la tarde, imaginábamos que la fiesta gorda seria algún día en concreto a una hora concreta tipo festival y que el resto de día más o menos transcurriría con tranquilidad. Madre mía, qué equivocadas estábamos.

Nuestro primer contacto con el Songkran fue yendo en taxi al hotel desde el aeropuerto, cuanto más nos acercábamos al centro más locura percibíamos. La gente "agolpada" en las puertas de las casas, bares o tiendas con barreños enormes de agua, cubos, pistolas gigantes disparando y bañando a diestro y siniestro a todo lo que se meneara. Daba exactamente igual que fueras con el móvil en la mano, vestida de gala o fueras un abuelo de 80 años, si salías a la calle ya sabias lo que te esperaba, remojo power!! Dentro del taxi parecía que fuera época de monzones de la lluvia de cubos que no paraban de tirarnos, a Cris le estaba entrando un poco el miedito de estar todo el día empapada, pero eso era lo divertido!!!
Por suerte llegamos al hotel sin inicidencias y pudimos salir a cenar tranquilamente porque parecía que a eso de las 19 y pico la gente finiquitaba la guerra de agua y se iban a descansar para darlo todo al día siguiente.
Sí... Al día siguiente por la mañana, nada más llegar a la esquina del hotel ya vimos el tinglao que tenían montado en el rio que envolvia la muralla del casco antiguo de Chiang mai... La gente tenia unos cubos atados con cuerdas que lanzaban al rio y recogian llenos de agua, de agua marrón putrefacto por cierto, y luego se dedicaban a lanzártela a la cara y volver a recargar munición. 

Chapuzón súper apetecible...
No te puedes fiar de nadie
Eso unido a las mil quinientas pick-up que pasaban llenas de gente en la parte de atrás con cubos gigantes llenos de agua con bloques de hielo y que también jugaban a lo mismo. Así que o te morias de frío o de asco dependiendo del agua que te tiraran encima. Total, que a los 2 minutos de haber salido del hotel nos bañaron con todo tipo de aguas y ya pensamos, from lost to the river no??? A disfrutar!!! Y así lo hicimos. Nos alquilamos una bici para ir a ver los templos de la parte antigua de Chiang mai, y era genial ir pedaleando y que a la par te fueran refrescando (a veces demasiado) con mangueras y cubos de agua.

Zas! En toda la boca!

Lo que ya no nos hacía mucha gracia era entrar empapadas a todos lados, pero es que toda la ciudad iba igual, así que al final también pasamos de preocuparnos. Fuimos a ver el templo Wat Phra Sing, ubicado en el corazón de la ciudad y uno de los más destacados y venerados por sus  habitantes después de que el hermano del rey le diera la condición de templo real. La verdad es que no soy excesivamente fan de los templos tailandeses, los japoneses me encantan, esos sí, pero los tai son como demasiado estridentes, con esos colores tan chillones, tan retocados y algunos tan cargantes... pero este en concreto me encantó, la distribución y el entorno era muy diferente a los otros que había podido ver. Está considerado un icono del budismo.




Normalmente te plantan el templo en medio de una esplanada de cemento, o a lo sumo te lo rodean de algún mini templillo o pagoda más, pero éste en concreto estaba rodeado por unos jardines/pasarela que te conducían por los diferentes santuarios e incluso te adentraban dentro de una escuela budista, donde podías ver a los pequeños monjes paseando entre turistas o haciendo sus labores. En el interior de un templo menor encontramos unas figuras de cera de varios monjes que nos dejaron de piedra del realismo que tenían, impresionante.




Pero lo que más nos encantó: un mercadito de comida callejera alrededor de los jardines con una especie de mesas de picnic para que te sentaras ahí a comer o a tirarte una botella de agua por encima, porque claro, como ya te habías secado de los manguerazos viendo el templo volvías a estar deshidratada. Así que las visitas a los templos tendían a ser rapiditas intentando sobrellevar los 40 grados de calor que caían en Chiang Mai. Personalmente me resulta una lástima que haga esta temperatura asfixiante porque la verdad es que la cantidad de templos que hay en la ciudad, cerca de 300, da para que te tires dos o tres días disfrutando sólo de ellos.


A comer!
Proseguimos la mañana de visita y parando cada poco rato a refrigerarnos hasta que llegamos a una calle central en la que directamente tuvimos que aparcar la bici porque era imposible pasar. En el interior de una plaza habían montado varios escenarios con chicas con camisetas con el logo de CocaCola y grupos de música cantando mientras bañaban a todos los fans con litros y litros de agua. La batalla campal que tenía lugar en las calles era impresionante!



Hambre no pasábamos
Muchos guiris habían adquirido sus propias armas y te empapaban como los que más. De hecho, en medio de ese paseíto, yo preocupada de que no se me mojaran mucho las bambas, un guiri apareció de la nada con un cubo de playa lleno de agua y me lo lanzó a la cara con toda la emoción de su vida... No me dió tiempo ni a parpadear, pero bueno, ya no tenía que preocuparme por ir con cuidado con las bambas... Jajaja!


Era impresionante el buen rollo que había en esa celebración, nos quedamos un rato más jugando al ratón y al gato con los pistoleros (nosotras éramos ratillas porque no teníamos nada con lo que mojar...) y después de un rato decidimos plegar de agua, o al menos tan intensamente. Descubrimos un sitio llamado Bird´s Nest Cafe en el que se desayunaba, comía y cenaba maravillosamente bien. Y lo hicimos nuestro. Madre mía, de los mejores platazos que he probado en Tailandia, aparte la dueña tenía una granja y todos los productos del barecillo eran ecologicos, tremendo todo.




Ese día por la noche aprovechamos para ir al Night Market, uno de los mercados nocturnos más famosos de Tailandia, para ver si comprábamos alguna ganga de ropilla porque en lo que a ropa que no fuera de montaña se refiere íbamos bastante escuetas. La noche fue bastante productiva y conseguimos dos pantalones y dos camisetas bastante rebajadas. Misión cumplida! He de decir que no nos gusta mucho lo del tema del regateo, somos un poco malillas en eso, pero entendemos que es su cultura y si no quieres que te timen descaradamente tienes que entrar al trapo y liarte con la calculadora a poner números. Como todo, al final le acabas cogiendo el truco.  



Volviendo a casa a horas intempestivas


Lo que quedaba de Songkran transcurrió de la misma manera, nosotras en bici "paquí y pallá" y el resto de universo empapándonos enteritas, y aunque nos lo pasamos genial y volveríamos a repetirlo mañana mismo, el que la ciudad estuviera en fiesta constante tampoco nos permitía ver todo lo que queríamos con calma, así que decidimos quedarnos un par de días más para poder saborear la otra cara de Chiang Mai con un poco más de paz y sobretodo porque estábamos muy agusto en esa ciudad. Pese a ser la segunda más grande despues de Bangkok, no tiene la masificación excesiva que tiene ésta y compagina muy bien la zona antigua del centro con las avenidas llenas de centros comerciales y restaurantes de las afueras. Las dos coincidíamos en que si tuvieramos que vivir en Tailandia, el lugar elegido sería Chiang Mai.



Finiquitado el Songkran, nos alquilamos una moto. Habíamos decidido esperar a que acabara porque nos daba un poco de respeto conducir por las calles llenas de tailandeses locos con mangueras. Así que ese día nos cogimos la moto y nos fuimos a ver las cascadas de Mae Sa, a pocos kilómetros de la ciudad.

Ready to go!
Cuando llegamos las pozas de abajo estaban llenísimas de tailandeses que habían ido a pasar el día de picnic en el rio, y nosotras rezábamos porque las de arriba estuvieran un poco más vacias. Por suerte así fue. Llegamos hasta la poza mas alta, el nivel número 10, y solo estaban unos niños jugando y una familia chapoteando por ahí. Dentro del agua había unas señoras mayores, y durante unos segundos nos dio un poquito de vergüenza quitarnos la ropa y quedarnos en biquini porque ellos siempre se bañan con toda la ropa, hasta con tejanos y camisa, con todo. Al final decidimos ser transgresoras, nos quitamos la ropa y al agua. Entonces, una señora mayor se nos quedo mirando y... Se quitó la camiseta y se quedó en sujetador. Madre mía qué felicidad tenía la abuela, chapoteando en ropa interior que se sentía más liberada que nunca! Y nosotras contentas de haber sido su inspiración!!




Después del chapoteo nos fuimos por la tarde al Parque Nacional Doi Suthep, donde está el templo Wat Phrathat Doi Suthep ubicado en la cima de una montaña a unos 1073m de altura. Entre mediados de febrero y finales de abril hay como una especie de neblina permanente ya que los campesinos de la zona se dedican a la quema ilegal de campos y se genera mucho humo, tanto que las vistas del paisaje no se ven prácticamente nada. Aún así pudimos disfrutar del templo que ya por si solo es bastante impresionante.






En Chiang Mai callejeamos largamente sin rumbo con nuestras bicicletas, dejando que los preciosos rincones y los infinitos templos nos sorprendieran constantemente. Comimos muy bien en una ciudad que ha sabido modernizarse con buen gusto y mantener su cara más tradicional intacta. Nos dimos un masaje tailandés de lujo a manos de mujeres recién salidas en libertad de la prisión de la ciudad. Nos empapamos, y nunca más literalmente, de todo lo que allí vivimos durante la festividad más importante del país. Vivimos Chiang Mai con mucha intensidad.

Se nos acababan los días allí y pese a que era otro de los puntos de Tailandia que nos había atrapado muchísimo, debíamos proseguir la marcha. No teníamos muy claro nuestro siguiente destino, Chiang Rai con sus famosos templo blanco y templo negro, o Pai, un pequeño pueblo en las montañas del norte de tailandia casi tocando Laos, famoso por haber sido una especie de "enclave hippie" años atrás. Obviamente de hippie ahora ya le quedaba poco y sería más bien mochilero guirufláutico, pero fue el destino que más nos llamó la atención y finalmente escogimos. Lo que más miedo me daba eran las 496 curvas que decían que había de Chiang Mai a Pai... Y los tailandeses no son famosos por ser unos tranquilos conductores... Pero eso ya lo dejamos para el siguiente post!

El Equipo

3 comentarios :

  1. Olé, chulo el post. Qué forma más diferente de celebrar el año nuevo. Mola. Y se bañan en tejanos?? Pq? Jajaja. Y vosotras en bikini! Jiji. Qué locas!

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  2. Olé, chulo el post. Qué forma más diferente de celebrar el año nuevo. Mola. Y se bañan en tejanos?? Pq? Jajaja. Y vosotras en bikini! Jiji. Qué locas!

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  3. Su puta madre, que he escrito y se ha borrado todo. A ver, ¿de verdad esos señores tan cucos son de ceraaaa? Yo me hubiera agobiado muchísimo con el agua, de hecho me iba a duchar ahora y he pensado k mejor lo dejaba pal 31, que es par...
    Por el amor de un dios y de un juramento de conejos, haced desaparecer la foto de mi niña rezando, que se le ve un peazo culo (que-desde-luego-no-tiene) y los piececillos torcidicos.
    A vore, eso de que unas tias super salidas que os dieron un masaje???? Cerdis, eso no nos lo contasteis....

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