sábado, 25 de julio de 2015

EXPLORANDO LA JUNGLA EN KHAO SOK

Antes de cerrar la etapa sureña de nuestra andadura por Tailandia quisimos hacer una parada en el Parque Nacional Khao Sok, en el interior de la mitad sur del país. Dijimos adiós a las playas, pero no al agua, pues allí tuvimos una buena dosis de ésta.
El parque es inmenso y una gran parte de él se extiende al rededor del lago Chiaw Lan, salpicado de imponentes formaciones de roca caliza, y que abastece de electricidad a todo el sur de Tailandia.




Salimos de Koh Lanta nuevamente en minivan y nos dirigimos a Krabi again, pero esta vez no fuimos al centro si no que conseguimos que el conductor nos dejara directamente en la estación de autobuses. Allí, como siempre, no habíamos puesto un pie en el suelo y ya teníamos a tres tíos y dos tías preguntándonos sin parar: where you goooo!!?? (Con esa "o" alargada que te hacen los tailandeses).

Nuestra táctica en estos casos, que hemos ido depurando con la experiencia, es siempre darles esquinazo e irlos a buscar cuando a nosotras nos interese. Porque es la manera de que no te tomen el pelo con el estrés de bajar de la furgo, pillar las mochilas, estar cansadas, tener mucho calor, no entender ni papa del idioma, y en definitiva, ponerte de los nervios y decir SÍ a todo para que te dejen en paz. Y acabar pagando el doble, claro.
Así pues, contestando a todos por igual a su pregunta, les dije: I go to the toilet! A la par que no dejaba de andar poniéndome la mochila y les sonreía simpáticamente.
En serio, a no ser que estemos desesperados porque vayamos de culo, o esté diluviando, o que ya tengamos claro el precio que debemos pagar por el servicio que nos ofrecen, o cualquier cosa que nos pueda pasar, lo mejor es tomarnos nuestro tiempo para hacer las cosas. Porque no todos, pero sí muchos nos venderán gato por liebre aprovechando la situación.
Pues nada, nos buscamos unos asientos, fuimos al lavabo por turnos, conseguimos unos billetes a buen precio para ir a Khao Sok directamente y nos dio tiempo a comer una sopa de noodles con pollo y un pad si ew. Así, sí.

La minivan salió diez minutos antes de su hora. Es algo muy habitual en Tailandia... Cuando han llenado, salen. Por lo que es importante llegar con tiempo a las estaciones si sabemos a qué hora queremos coger el bus, porque en cuanto han vendido todos los asientos se piran y ese bus que ibas a coger a las 14:00 ya no está.
El chófer de la minivan, simpático por la parte de los coj... Como la mayoría, se paró mil millones de veces. A recoger paquetes, a soltar paquetes, a comprar ofrendas para colgar en el retrovisor interior previo rezo, a pillarse un batido, a comprarse unas bolitas de calabaza o qué sé yo, a dejar gente en mitad de la nada, y así todo el viaje. No condujo más de 40 minutos seguidos. Este business se da tanto en Tailandia como en Vietnam. Aprovechan los viajes en bus y minivan para hacer todos los recados del mundo y llevarse pasta por todos lados.

Llegamos a Khao Sok sobre las 18:00 y sin reserva alguna, habíamos visto que había varios alojamientos por la zona que se ajustaban a nuestro bolsillo, ya encontraríamos algo. Pero como decía antes, en este país ya te encuentran ellos a ti.
Nada más bajar de la furgo nos abordó un hombre muy majete que se estaba comiendo un pad thai ahí en el cruce de carreteras y nos ofreció alojamiento muy barato. Nos llevaría en su pick up a verlo.
Paseíto al fresco en la parte de atrás y al llegar al lugar, todo eran cabañas, muy guay! Había tres tipos y tres precios, y nos quedamos con la más barata. Íbamos a dormir allí una noche ahora y otra noche al volver del Parque Nacional.
Con el mismo hombre contratamos la excursión al parque, que era del tipo "two days, one night", y él nos guardaba las mochis en nuestro bungalow.
Sólo nos quedaba dar un paseo por la única calle del enclave (porque un pueblo eso no es), cenar algo y dormir en el único alojamiento en el que hemos tenido -y necesitado- mosquitera (y menos mal, porque ese bungalow tan barato tenía aperturas y resquicios por doquier! Por la noche eso parecía un zoo de insectos).
Desde allí mismo la entrada al parque nacional está a diez minutos andando, pero no disponíamos de tiempo suficiente para explorar todo el parque y nos decidimos por la zona del lago.

Descubriendo la fauna de la zona

Al día siguiente nos levantamos con tiempo de hacernos las mochilas para la ruta y desayunar en el bar del alojamiento, y también de descubrir que la mujer del dueño era súper estúpida. Al final engullimos la tortilla y el café porque apareció el guía antes de tiempo y no quisimos hacerle esperar. Se presentó, era Yayah. Un tai muy molón con sus sandalias Salomón, sus gafas de sol deportivas de tío aventurero, su pantalón corto y su mochila to' guay impermeable y estanca. Normalmente los tais, aunque sean guías en el monte, llevan sus tejanos, sus sandalias de polipiel o goma y su polo o camisa reveníos. 


Él recogió a todo el mundo con la minivan y nos fuimos al parque nacional previa parada en un 7/11 para que compráramos lo que consideráramos.
Hora y pico más tarde aparcamos la furgoneta, cada uno compró su entrada para el parque nacional y nos montamos en el longtail con Yayah como capitán. Éramos once personas en el grupo, perfecto.

Durante el recorrido en barca por el lago, una horita más, ya pudimos admirar  formaciones kársticas por todas partes. Nos recordaba mucho a Railay, aunque con agua dulce.
Disfrutamos un montón del paseo haciendo fotos a las montañas de roca que se alzaban cientos de metros desde el fondo el del lago. Pronto llegamos al lugar donde pasaríamos la noche; tras un giro pronunciado la barca entró en un pequeño saliente y de pronto pudimos ver las cabañas flotantes que serían nuestro dormitorio. Un paraíso!


Hicimos algo parecido a un check-in y nos dieron un tiempo de libertad para explorar y jugar antes de la comida. Así que dejamos nuestras cosas en la cabaña, que era un cubículo de 3x3 con una manta y dos almohadas, y salimos a darnos un chapuzón que nos sirvió para comprobar que las aguas interiores tailandesas también están calentorras...
Habitación con vistas, definición gráfica.
Qué guay es poder saltar de cabeza al agua desde la puerta de tu habitación!!

Y nos relajamos en aquél lugar estupendo. La calma era total.

Comimos todos juntos y luego salimos de excursión por la jungla, donde Yayah nos iba explicando cosillas y nos enseñó un par de lagartos que encontró por el camino. Uno de ellos era muy molón porque salta desde los árboles y utiliza unas membranas que tiene de manos a pies para planear, rollo ardilla voladora. Este hecho pudimos comprobarlo cuando Yayah, por petición popular, lanzó al animalico al aire bastantemente alto como para que todos contuviéramos la respiración pensando que se iba a estampar contra el suelo, y en el momento clave éste abrió su "traje volador" y planeó hasta caer mansamente en algún lugar lejos de nosotros.

Seguimos andando y observando la fauna que se dejaba ver, como por ejemplo una mariposa que era más grande que mi cabeza y que a Eli le dió un asco que tuvo que salir corriendo. Quizás esas prisas la traicionaron algo más tarde, cuando tropezó con una piedra que estaba trepando y cayó al suelo golpeándose la rodilla y dando una voltereta digna de un circense. A la mujer que iba detrás de ella casi le da un paro!!
Por suerte, la niña es de adamantio y todo quedó en un susto y una cojera de dos días.



Después de una hora de andar, llegamos a la entrada de la cueva Nam Talu, por la que transcurre un río, y que recorrimos hasta su salida.
Aquí Yayah armó a todos con frontales o linternas (nosotras teníamos los nuestros) y guardó las cosas de valor de todos en su mochila estanca (nosotras teníamos la nuestra, comprada en Ao Nang por 5€ y posiblemente la compra más útil del viaje).

Ya en bikini y con la camiseta en la cabeza, por que no nos cabía más nada en la mochila, nos metimos a explorar la cueva. Por fin podíamos disfrutar por primera vez de agua realmente fresca en Tailandia!!! Menuda gozada!
Al principio nos mojábamos los pies, pero a medida que avanzábamos la cueva se estrechaba y el agua llegó a estar a la altura de nuestras barbillas. El monazo barranquero se me puso de sombrero.
Durante todo el trayecto cuevil disfrutamos de la agradable compañía de miles de muerciélagos y de unas cuantas arañas tan grandes como una mano!! Grima máxima...




Después regresamos al bote caminando por la jungla otra vez y al llegar a las cabañas tuvimos otro ratito libre que invertimos en darnos una vuelta con los kayaks que había por allí. Casi naufragamos con el kayak agujereado, y los tais se partieron de risa cuando nos dejamos la vida intentando subir el kayak relleno de agua, al muelle. Aunque con un estilo muy Pepe Viyuela, al final lo coseguimos nosotras solas.


Cenamos a la hora tailandesa, y muy bien. Y cuando ya era noche cerrrada salimos con la barca a explorar la vida nocturna junto al lago. Anduvimos mucho rato navegando lento y en silencio y finalmente pudimos ver un tucán y un par de árboles donde unos cuantos monos estaban haciendo de las suyas en las altas copas.
A la hora de volver nos cruzamos con otro grupo cuya barca no arrancaba. Yayah, el crack de la fiesta, intentó arreglar el motor y no pudo, así que les echamos un lazo y los remolcamos hasta el muelle.

Antes de irnos a dormir pasamos a visitar a Ella la Araña, una tarántula que había decidido hacerse un nidito junto al camino de escaleras que subían al lavabo.

Madrugón importante para ver nuevamente desde el agua como amanece la vida junto al lago. Esta vez vimos claramente a muchísimos monos jugando en lo alto de los árboles, saltando de copa en copa y paseando por las cañas de bambú. Habíamos visto monos en Railay, pero apenas hacían monerías porque estaban más ocupados por conseguir comida de los turistas. Estos en cambio, estabn en su salsa y era increible ver con qué agilidad se mueven entre las lianas y las ramas de los árboles.
Tambíén pudimos ver algún jabalí despistado.




Luego desayunamos todos juntos y recogimos nuestras cosas para ir a una zona distinta a hacer la última excursión, un poco más descafeinada que la de la tarde anterior, pero con mucha cuesta, por lo que acabamos todos muertos de calor y nos pegamos unos buenos chapuzones al llegar al lago.


La vuelta al puerto de entrada al parque la hicimos por zonas distintas, disfrutando de los paisajes de cuento que crean esas formaciones rocosas en contraste con el verde de su vegetación y el color del agua. Yayah nos iba contando historias, leyendas y curiosidades.
Creemos que fue una decisión acertada hacer esta excursión que nos permitió disfrutar mucho del parque en el poco tiempo que teníamos.


El resto del día lo pasamos en Khao Sok "pueblo", y más tarde refugiadas de una lluvia monzónica en la terraza de un restaurante. Nos buscamos la manera de llegar a Surat Thani al  día siguiente, donde debíamos hacer noche para tomar un avión a Chiang Mai.

 A por el Songkran!!
 


3 comentarios :

  1. Que guay chicas! Pero al final me lo vais a contar en persona antes que leerlo en el blog! Ahora ya estais de camino de vuelta...menuda putada!

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  2. Me he reido muchísimo, y creedme, hoy me hacía mucha falta después de todas las mierdas mundiales del día. Pero como bien dice Thibor, casi, casi...BIENVENIDAAAAS !!!!. Si no me equivoco, andaréis por Amsterdam ahora. Aunque son las 3 de la madrugada y no tengo lo que hay que tener para calcularlo.
    Ah, a mí no me contéis nada en persona. Prefiero leerlo en el blog, que seguro, seguro, mola más. Lo que mola son las ansias de abrazaros después de seis meses y con el regalito surgido en vuestra ausencia. :)

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  3. Cuánto os costo la excursion de 2 dias 1noche?
    Gracias

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