No entraba en nuestros planes pisar esta isla del mar de Andamán
durante nuestro recorrido por Tailandia, ni siquiera nos lo habíamos
planteado. Pero eso es lo bonito de viajar libremente y sin ataduras,
que los planes siempre pueden cambiar.
Llegamos a media mañana
después de pasar algunas horas dentro de una minivan conducida por un
típico chófer tailandés (energúmeno al volante), con aire acondicionado
de nula efectividad y con alguna pasajera porculera al más puro estilo
Paris Hilton (en serio, la madre que las parió, todos las estábamos
odiando).
Habíamos
leído buenas referencias de la isla, así que estábamos animadas, y el
problema del alojamiento caro que nos amargaba al pensar en Phi Phi, en
Lanta quedó totalmente olvidado cuando descubrimos Pitt Bungalow. Además
de ser de lo más barato y bien ubicado que se puede encontrar, nos
regalaba la moto para todos los días que estuviéramos allí. Doble
ahorro!
Los días en Koh Lanta pasaron con calma, aprovechando el buen
tiempo para ir a la playa Khlong Khong que es muy larga y con muchos bares y
resorts que llegan hasta donde llega la vegetación, justo hasta la
arena. Pero en Koh Lanta estas construcciones están hechas con muy buena
idea y no te encuentras unas paredes inmensas a pie de playa, sino que
todos estos negocios se integran perfectamente en el paisaje ya que
desde la playa solo se ven sus terrazas de maderas y conchas y sus
banderolas y antorchas. Por las mañanas tenía la marea alta, así que
podíamos disfrutar de ella mientras escribíamos o leíamos tranquilamente
bajo la sombra de algún árbol.
Con
la moto investigamos algunas zonas de la isla, como por ejemplo la que
está junto al puerto, Saladan Pier, donde se concentra toda la vida y todo lo más
turístico y explotado de Lanta. Porque el resto de la isla es un
verdadero remanso de paz. Allí dimos algunas vueltas con la moto, no nos
gustó ningún sitio para comer. Preguntamos precio para hacer unos
buceos y estrenar nuestro recientemente adquirido carné de buceadoras,
pero los precios nos echaron para atrás. En realidad valen mucho la
pena, vienen a costar los dos buceos con barco y en una zona
absolutamente brutal, lo mismo que dos buceos saliendo de playa en
España... Y claro, el fondo marino nada tiene que ver. Pero para
nosotras, como muchisimas y muy variadas ocasiones nos ha ocurrido en
este viaje, era demasiado. Había mucho viaje por delante. Y viniendo de
Koh Tao, donde bucear es baratísimo, nos resultó escandalosamente caro.
En esa zona vimos por primera vez un bar sueco en Tailandia!
Rápidamente acabamos con nuestra visita allí y volvimos hacia el sur para seguir disfrutando de paraísos.
Recorrimos la isla por la carretera del oeste varias veces en los días que estuvimos allí. Y aún así nos quedaron muchas cosas por ver y hacer.
Disfrutamos desde distintas perspectivas de playas como Klong Nin, una preciosidad de rincón al que se llega paseando por la selva y que puede admirarse desde lo alto mientras te tomas una Singha.
Rápidamente acabamos con nuestra visita allí y volvimos hacia el sur para seguir disfrutando de paraísos.
Recorrimos la isla por la carretera del oeste varias veces en los días que estuvimos allí. Y aún así nos quedaron muchas cosas por ver y hacer.
Disfrutamos desde distintas perspectivas de playas como Klong Nin, una preciosidad de rincón al que se llega paseando por la selva y que puede admirarse desde lo alto mientras te tomas una Singha.
De
la compañía de los monos, siempre tan graciosos como poco de fiar. La
gente se acerca un montón y les da de comer y eso. Yo no sería tan
osada. Son más malos...
De puestas de sol que quitan el hipo.
Y de la adictiva gastronomía tailandesa.
Para
el último día en Koh Lanta contratamos otra vez una excursión. No es
que no aprendamos... A lo largo del viaje y del blog, se ve que no nos
va nada el rollo excursión guiada. Pero como ya expliqué en el post de
Krabi, algunas cosas sólo las podemos visitar así. Al menos en nuestro
caso, con poco presupuesto. La excursión se llamaba, otra vez, Four
Islands.
Y aquí veríamos la diferencia abismal que afortunadamente hay entre Krabi y Koh Lanta, o lo que es lo mismo, entre las zonas de Tailandia turísticamente machacadas, y las que aún aguantan sobreviviendo a la vorágine.
A diferencia de la excursión de Krabi, que nos recogió en el hotel un songthaew (como un minibus pero abierto) donde cabían 20 personas e íbamos 30, y en la playa de Ao Nang vimos llenarse al menos 20 barcas longtail como la nuestra y fuimos borregos tras un guía que vestía un polo de su empresa; en Koh Lanta pasó a recogernos al hotel una pick up, y en su parte trasera viajamos 7 personas. Al llegar al puerto del sur, junto al poblado de gitanos, sólo embarcamos 12 personas en un longtail y no había NADIE más allí. Y nuestro capitán y sus nietos (unos 20 años uno y unos 9 años el otro) no tenían ni papa de inglés.
Y aquí veríamos la diferencia abismal que afortunadamente hay entre Krabi y Koh Lanta, o lo que es lo mismo, entre las zonas de Tailandia turísticamente machacadas, y las que aún aguantan sobreviviendo a la vorágine.
A diferencia de la excursión de Krabi, que nos recogió en el hotel un songthaew (como un minibus pero abierto) donde cabían 20 personas e íbamos 30, y en la playa de Ao Nang vimos llenarse al menos 20 barcas longtail como la nuestra y fuimos borregos tras un guía que vestía un polo de su empresa; en Koh Lanta pasó a recogernos al hotel una pick up, y en su parte trasera viajamos 7 personas. Al llegar al puerto del sur, junto al poblado de gitanos, sólo embarcamos 12 personas en un longtail y no había NADIE más allí. Y nuestro capitán y sus nietos (unos 20 años uno y unos 9 años el otro) no tenían ni papa de inglés.
Ariel |
Sebastián |
La
excursión nos llevaría a dos zonas de snorkel distintas, véase las dos
primeras islas que ni pisas y sólo ves desde la barca, luego a una isla
llamada Koh Mook y que era la principal atracción del día, y en última
instancia a Koh Ngai, antes de regresar a Lanta.
En general todo el día
fue un éxito, porque estuvimos súper tranquilos en todos los lugares
donde paramos. El snorkel en ambas zonas fue genial y vimos un montón de
bichos y de coral de muchos colorines. El punto negativo fue,
desafortunadamente, la Emerald Cave en Koh Mook. En el fondo ya esperábamos que nos pasara...
Es un lugar taaaan bonito, que no hay ni una sola excursión en barco
que no pase por allí. Y claro, todas por la mañana.
La
barca para a unos 50 metros de la pared de una montaña, nos obligan a
ponernos los chalecos y nos dicen que saltemos al agua. Vamos nadando
todos más o menos juntos. Nosotras con unos coleguitas mexicanos y una
chica inglesa que hablaba español, con los que estuvimos todo el día.
Cuando estuvimos más cerca de la pared vimos el agujero por el que
entraríamos nadando!! Gracias a los dioses, nosotros éramos la excursión
punkarra y nuestro guía acuático (el taio de 20), no nos hizo hacer el
trenecito como hacían el resto de diez millones de personas de otras
excursiones que había alli. Entramos a nuestro rollo!
Pero el pasillo era largo y pronto no veíamos nada!!! Además es estrecho y había gente que salía, nos cruzábamos y notábamos cosas que nos tocaban en las pierna, bajo el agua, en total oscuridad!!! Fue muy guay y emocionante!
Pero el pasillo era largo y pronto no veíamos nada!!! Además es estrecho y había gente que salía, nos cruzábamos y notábamos cosas que nos tocaban en las pierna, bajo el agua, en total oscuridad!!! Fue muy guay y emocionante!
No podía dejar de partirme de risa con la fila en plan conga de bodorrio |
Vistas desde la playita interior, aquí se ve que está totalmente encerrada entre paredes |
Pero
lo increíble, más allá de que cuando nos acercamos a la salida de la
cueva entraba la luz bajo el agua y hacía un efecto de color precioso,
lo increíble decía, es salir de la cueva y decubir una minúscula playa
encajada entre paredes inundadas de verde vegetación de unos 80 metros
de alto, únicamente accesible por el tunel que acabábamos de cruzar a
nado, y absolutamente precioso. Un sitio mágico.
Pero... Infestado de personas con chalecos naranjas.
La
manera perfecta de disfrutar de ese lugar es alojarse en Koh Mook y
acercarse con una barca por la tarde, cuando apuesto que a lo sumo habrá
10 personas y eso será lo más parecido al cielo en la tierra. De lo
contrario, nuevamente sólo nos queda imaginar la sensación de estar ahí
sin nadie más.
Aún así, me alegro de haberlo visto, porque no cerré la boca en todo el tiempo que estuve allí.
Volver
a la barca fue otro rato divertido de gritos y risas, y de allí ya nos
fuimos hasta Koh Ngai para comer a la sombra de un árbol. Una isla pequeña,
de turismo familiar, con alojamiento caro y playas preciosas. Y nada
más. Paraíso, simplemente. Ideal para pasar un rato jugando en el agua, como hicimos nosotras,
y volver a navegar hasta el puerto de Koh Lanta.
A
diferencia de la excursión que contratamos en Krabi, esta sí la
recomendaría, porque te permite explorar los alrededores de Koh Lanta y
no te ves envuelto en insoportables multitudes, a excepción de la gran
atracción del día, claro. Por lo demás fue un día súper tranquilo y
disfrutón.
Llegamos para dos días, finalmente estuvimos tres, y con seguridad nos habríamos quedado más tiempo si no hubiéramos querido estar en Chiang Mai para el Songkran y pasar antes por el Parque Nacional de Khao Sok.
Joder que buena pinta ha tenido este post!!! Envidia máxima!
ResponderEliminarCuánto remojo! Anotado, alojarse en Koh Mook :)el cielo en la tierra
ResponderEliminarEstoy con robert! me ha molado mucho este post!!! la verdad que la guirufada cuevil mola muuucho!!! jejeje que guay cris! los proximos post con refuerzos no?!!! un abrazacuuuu!
ResponderEliminarPRINCE ;)
Que chulada de playa, toda rodeada de piedra y escondida, de película de piratas!! Me recuerda a la guarida de Porco Rosso, seguro que se inspiraron en ella, jaja. Lastima de la gente, os imaginais como seria ser los primeros en descubrir un sitio asi?? En fin, que muy bonito todo, voy a seguir chafardeando por ahí, a ver que mas cosas bonitas habeis visto.
ResponderEliminarUn besito para las dos!!