sábado, 27 de junio de 2015

IRREMEDIABLEMENTE GUIRIS

Salir de Koh Phangan, como cualquier otro movimiento en Tailandia, fue sencillo. Ya lo dice todo el mundo, viajar en Tailandia es muy fácil. Y yo ya me estaba empezando a dar cuenta de cuánto.
Cualquier trayecto que tú quieras hacer, por enrevesado o ilógico que sea, está a tu alcance. Si no existe la "línea regular", ellos te la montan, aunque sea con quince cambios de bus, furgo, barco, parapente y patines de línea. Eso sí, no pretendas coger un autobús normal por ti mismo, porque es misión casi imposible.


 Los extranjeros en Tailandia, cuando se trata de desplazamientos, acabamos por sentirnos parte de un rebaño de ovejas. No creo que haya alguien que haya ido a Tailandia por libre y no haya tenido esa sensación.

Así que llegamos al puerto de Koh Phangan después de desayunar y devolver la moto de alquiler, nos ponen en el pecho la pegatina de turno y nos embarcamos durante un par de horas. Cuando llegamos al puerto de no sé dónde estaban allí los tres autobuses a diferentes destinos, y según nuestra pegatina nos meten en el de Krabi. A dormir 3 horas más. De este viaje no me enteré de nada, tuve la gran suerte de ir sobando a pierna suelta en todos los trayectos.

Aquí, pasando el rato!
Cuando el bus paró, estábamos en mitad de la carretera y había una caseta donde vendían cuatro mierdas de comida y bebida y un stand donde te vendían un taxi a la ciudad.
Vamos, no me jodas!!!
Compro un billete a Krabi y me dejan a más de 4km en mitad de la carretera?? Me cago en todo!!
El tío del stand me dice que 50THB por cabeza.
Yo le digo que eso es un robo, que son 4km y nos van a meter a 8 en el "taxi".
El mamón me mira y me suelta: Up to you, you can walk.
Dios, lo habría ostiado...
Y sí, por mi coño flamenco que yo habría ido andando hasta Krabi y hasta China! Pero Eli me habría odiado, así que pagamos el maldito taxi que nos dejó en la puerta del hostel que habíamos reservado. (Aunque en un primer momento no sabíamos que estábamos tan cerca, por suerte nos arrimamos un poco a un bar que tenía la carta fuera y Eli se quedó con la clave del WiFi y pudimos ver que estábamos justo en la calle de al lado).
Este tipo de cosas, que he de reconocer que no pasan muy a menudo porque en general el servicio de transportes es bueno en cuanto a logística, los conductores son un tema a parte, son las que hacen que te sientas idiota y manipulado.
Pero como he dicho antes, es la manera de viajar por Tailandia que uno tiene a mano cuando viene para un mes.
Enfados a parte, Krabi iba a servirnos simplemente como base para explorar una de las zonas más mundialmente conocidas de Tailandia, Railay.
El turismo aquí se divide entre los que se alojan en Krabi como nosotras (más barato porque es una ciudad sin más, que no tiene nada interesante) y los que se hospedan en Ao Nang, localidad muy turística y más cara que su vecina que me recordó a Malgrat de Mar, vaya usted a saber porqué. Que si Krabi no tiene nada interesante, Ao Nang aún menos, porque está llena de tiendas de souvenirs y garitos para guiris.

Sí, sí... Ahí está mi cena!
 Escogimos Krabi, ya ha quedado claro, por lo barato. Y esa misma tarde salimos a dar una vuelta por su mercado nocturno que, además de ser inmenso, estaba repleto completamente de tailandeses. Si digo que vimos tres extranjeros allí igual me paso. Resultó que ese fin de semana había algún tipo de fiesta en el pueblo, por lo que además del mercado habitual habían habilitado una zona enorme con más puestos de comida callejera, venta de todo tipo de cosas, y un escenario donde se representaban espectáculos uno detrás del otro. Un festivalazo y una triunfada!!

Pad Thai man

Con el antojo de helado de coco
Lo que no fue tanta triunfada fueron nuestras visitas por la zona. Aquí fue donde empezamos a hacer turistadas... Hemos intentado siempre hacer las menos posibles, porque no nos gustan nada. Pero hay cosas que por cuestiones de logística, tiempo o dinero, son casi imposibles de ignorar.
Todo lo que hay que ver en esta zona de Tailandia, debe hacerse en barco. Y la primera excursión la hicimos "por nuestra cuenta".

Se trata de la zona de Railay, que aunque mucha gente piense que es una isla, no lo es. Lo que pasa es que es una zona a la que sólo se puede acceder desde el mar. Se llega en barca a la playa de Railay Bay East, y luego cada uno va a su rollo. Con lo cual, esto no debía ser una guirufada, pero no caímos en la cuenta de que era fin de semana.

Nos fuimos a la zona de donde salen los longtail (las típicas barcas tailandesas de pescadores, muchas de ellas reconvertidas en una especie de taxi boat), y en seguida encontramos a un hombre que nos llevaría a Raylay por 200THB por cabeza (precio que previamente habíamos contrastado con diversas fuentes, hábito muy sano que como viajero te ahorra más de un disgusto a toro pasado). Perfecto, entonces.
Nos dijo que esperáramos un momento y aprovechamos para acabar de desayunar sentadas junto al embarcadero (uno de los muchos desayunos made in 7/11 que tomamos en Tailandia).
Pues estuvimos esperando una hora entera a que el jodío barquero consiguiera a 4 personas más para llenar el barco, y aún cuando estábamos ya recién salidos del embarcadero para ir a hacia Railay, otro Tai le pegó un grito desde el paseo y dimos media vuelta para ir a recoger a dos chicas más!! Estábamos hasta los mismísimos de esperar y de pasar calor y perder tiempo!!
(Ya vais viendo que el momento Krabi del viaje se me vino atravesando poco a poco... Pero aún hay más, tranquilos).


Total, que luego el hombre era muy majo y agradable, aunque no por eso menos pirata. Tras 45 minutos de barquito llegamos a Railay Bay East donde amarran todas las barcas que vienen desde Krabi. Es un golfito muy tranquilo porque queda muy encerrado por altas paredes, pero nada de playa aquí, todo son manglares y cuando baja la marea es un fangal infinito, además de no tener arena por ningún lado.

Allí decidimos que primero iríamos a ver la playa de Ao Pranang. El paseo hasta allí muy guay, por una zona de sombra fresquito y cuevecillas en la roca. Pero cuando llegamos... Dios mío!!!!

Como decía, no caímos en la cuenta de que era fin de semana. La playa estaba a-ba-rro-ta-da de tailandeses. Descomunal la cantidad de gente que había allí. Nos dieron ganas de irnos a Krabi nadando. Pero estábamos allí, así que intentamos sobreponernos y nos fuimos hasta el final de la playa en el lado opuesto a la cueva de los penes, donde pudimos encontrar una parcelita de arena para dejar el pareo y darnos un chapuzón por fin, porque estábamos muertas de calor.


Sí es verdad que muchos de esos turistas fueron desapareciendo a medida que los barcos de excursiones organizadas se iban yendo. Pero el encanto que puede tener ese lugar que como veis en las fotos es tremendo, nosotras sólo pudimos imaginarlo. La idea que uno tiene de que llegará a un lugar así y disfrutará de la típica estampa de playa paradisíaca en semi soledad, se desvanece ante la llamada del guiri.

Ais, qué asco todo y qué mal estamos...
No voy a renegar, tampoco. Si quieres ver sitios muy guays debes contar con que a lo mejor haya más gente que también quiera verlos... Quizá no nos impacte tanto la marabunta en el Coliseo de Roma o en la Torre Eiffel, y pensamos que en una playa es insoportable tal cantidad de gente, pero no deja de ser un poco lo mismo. Son conclusiones a las que se llega tarde o temprano. Y si soy sincera, en la playa de Santa Cristina de mi pueblo en verano, hay el triple de gente...


Y de todos modos, aunque es un sitio increíble por sus preciosas formaciones kársticas y el color de sus aguas y su arena blanca, nosotras nos damos por satisfechas en cuanto a playas paraíso con paz y tranquilidad y casi en exclusiva. Esta zona fue el único lugar de Tailandia donde nos pasó esto, con lo que visto desde la distancia no resulta tan grave.


Y después de mi monólogo filosófico sobre el guirismo y los lugares potencialmente guíricos, contiúo con la historieta que es lo que os interesa.
Nos dimos unos chapuzones y recogimos los bártulos para irnos a otro sitio. Para ver el resto de lugares había que volver a la playa del embarcadero y allí decidimos tomar un camino interior que va por la montaña para llegar a la playa más alejada de todo. Seguro que en ese camino no encontrábamos a tanta gente...
 
Y así fue. Menuda sudada nos pegamos subiendo y subiendo por la selva con mogollón de monos observando en lo alto de los árboles! Eso si, nos cruzamos con dos personas en toda la excursión jejeje. Al final fueron unos 40 minutos de caminata, intensos al principio y luego de bajada por una zona donde había muchos alojamientos de cabañas bastante guarrucillas que supongo que serán baratos, baratos. Todo muy perroflauta, la verdad. En esa zona se concentra mucho turismo de escalada.
Y así llegamos a la playa Ton Sai donde había súper poca gente! Y no es porque haya que caminar por la selva porque en realidad hay otro camino muy corto que va por las rocas de la costa con marea baja y por un pequeño montículo con marea alta hasta la playa  Pero supongo que la gente, ahí donde aterriza se aposenta, y más si tienen mil bares y tiendas, como la playa Railay Bay West.

La preciosísima playa de Ton Sai, para nosotras solas

Estuvimos un rato bañándonos y jugando en el agua. Vimos como subían vías súper desplomadas los escaladores. Y allí aprovechamos para comer. Había tres garitos: dos muy pijolais y caros, y uno bastante guarro y barato. No hace falta decir más.

Después fuimos andando por las rocas, con la marea muuuy baja, hasta Railay Bay West, donde nos asustó nuevamente la cantidad de gente que había. Y después de otro paseo súper corto por el interior, llegamos a Railay Bay East, donde nos había dejado la barca por la mañana y donde la íbamos a coger nuevamente.

Aquí viene otro rebote... Un pollo nos dice que si Krabi, le decimos que sí y nos manda pal barco. Antes de hacerle caso, le decimos que cuánto y nos dice el precio que ya sabemos. Vale. Vamos.


Pues no sólo estuvimos nuevamente como media hora esperando... Si no que al final de todo, cuando estábamos 10 personas en el barco, viene con un grupo de 5 detrás de él y una sonrisa de oreja a oreja (leyédose claramente en su cara: me voy a hacer el agosto en un sólo viaje, soy el puto amo). No cabíamos.
Le importó un mojón.
La gente sentada por el suelo en la proa del barco y el resto súper apretados y sudorosos y venga.
Como es habitual en el mar, por las tardes se pica un poco, y este fue el caso esa tarde, además el motor revenío y putrefacto de la barca no tiraba con tanto peso. Pues de 45 minutos de paseo apacible en barquita con la brisa marina a ----> voy a vomitar, me meo, al de mi izquierda le canta el alerón, creo que vamos a naufragar, me cago en el pirata del barquero, con la brisa marina.

Y de 45 minutos nada, obvio.

Qué pasó cuando llegamos? Que Eli me quitó el dinero de las manos mientras bajábamos de la barca, y en mitad de la confusión del pirata rodeado por 15 personas, me dijo que yo fuera tirando... Como el pollo no daba a basto contando tantos baths a la vez, ella le pagó un sólo pasajero (por las molestias, usted sabe. En realidad fue una demostración práctica de que la avaricia rompe el saco). Acto seguido andamos velozmente, pero no demasiado, una celeridad como de persona con prisa por ducharse pero no como de persona que acaba de hacer un simpa ni nada de eso, y nos metimos en el hotel a salvo de cualquier posible represalia.

Cuando salimos a cenar, después de una ducha fría (todo lo fría que puede estar el agua en Tailandia, o sea caliente), nos fuimos directas al mercado nocturno, donde pudimos disfrutar de magníficas actuaciones tipo karaoke y también tipo show casposo de final de curso en el cole mientras cenábamos tailandesa y callejeramente.

Al día siguiente... Pfff..
Al día siguiente sí que cometimos una temeraria guirufada. Pero es que lo habíamos valorado mucho y pensado en varias alternativas, pero no nos quedaba otra. Queríamos ver algunas cosas que por cuenta propia son inviables o carísimas. Y aunque sabíamos que sería muy turistada, al fin y al cabo habíamos ido a Krabi para eso.
Así que nos apuntamos a un tour, Four Islands.
Transfer Krabi - Ao Nang, barco a la playa Ao Pranang (que no es una isla y ya habíamos visto por nuestra cuenta el día anterior) a las islas Chicken, Tub, y Poda, comida y vuelta a Ao Nang y Krabi.

En el longtail (estos son más largos que los habituales) íbamos unos 20, bastante cómodamente sentados y con chalecos para todo kiski.
El guía, un chico muy jovencito que se lo curraba bastante y que hasta decía 4 cosas en español.
Los pasajeros, todos asiáticos menos una pareja de valencianos y nosotras. Al menos teníamos con quien hablar! Estuvo muy bien, porque acababan de volver de Vietnam y nos contaron un montón de cosas y aunque ellos iban a estar poco tiempo por Tailandia también les pusimos un poco al día de lo que se iban a encontrar. Fuimos pasando el día juntos.

La excursión... Estaba bien montada, la ruta era chula, hicimos snorkel un par de veces, la comida fue más que correcta (algo que siempre me agobia bastante porque me preocupa pasar hambre y ponerme de mal humor), pero todos los barcos, y son muchos, hacen las mismas rutas a las mismas horas, y la verdad es que es casi imposible disfrutar de ninguno de esos lugares. Todas las playas están abarrotadas.

Al llegar a Ao Nang y despedirnos de la pareja valenciana empezamos a plantearnos qué hacer, porque la idea inicial era ir a phi phi island, pero los alojamientos eran muy caros y no acabábamos de encontrarnos a gusto con la idea de quedarnos en la zona principal de la isla. Así pasamos la tarde con los pros y los contras hasta que finalmente decidimos ir a Koh Lanta. Nada qué ver, correcto.

Tailandia es muy grande y hay muchas cosas que hacer y lugares que visitar. Sé que phi phi es un destino que casi nunca falta en una ruta que incluya las islas tailandesas. Pero existen más, así que ya la veré en otra ocasión.

Cenamos en el mercado festivalero de Krabi, disfrutando del ambientazo de su última noche de fiestas y de nuestra última noche allí.
Al día siguiente nos meteríamos en una minivan (medio de transporte que los tailandeses aman y que Eli odia a más no poder) con destino a la isla de Koh Lanta, un lugar tranquilo en el mar de Andamán.


PD: Siento que este post tenga tan pocas fotos, pero resulta que todas las fotos de Krabi y Koh Lanta que hicimos con la cámara de fotos han desaparecido. Menos mal que a veces usamos el móvil...

2 comentarios :

  1. Chicas, veo que estáis empezando a cansaros. Por Tutatis, tomad un respiro. Esto parece ya Pekin Express. Cris, un poquito de por favor, no te enfades con los Tai, en Lloret también ensarronan a los guiris. Es ley de vida.Chungo, pero es así. Me gusta lo foto esa en la que estáis tan mal. A Eli se la ve resignada, juas, juas.

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  2. Cris, Tailandia es así...yo sólo estuve 10 días y conseguí viajar como un Tailandés en una única ocasión y porque nos ayudó una señora Tailandesa muy amable. También intentamos montarnos una visita por nuestra cuenta por ahorrarnos algunos bats y fue un fracaso porque perdimos medio día metidos en una furgo con una familia de indios...aún recuerdo al patriarca indio, enfadado como una mona, diciéndole al conductor Tai : "you're wasting my time"!.

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